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Dengue: recomendaciones para el público en general

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Dengue: recomendaciones para el público en general

Sergio Ibáñez-Bernal

El dengue es una enfermedad causada por un virus del que se reconocen cuatro serotipos diferentes y que transmiten ciertas especies de mosquitos presentes en las áreas tropicales y subtropicales de prácticamente todo el mundo. Según una estimación reciente, en el mundo se producen 390 millones de infecciones por dengue cada año, de los cuales 96 millones se manifiestan clínicamente (cualquiera que sea la gravedad de la enfermedad) (Bath et al., 2013). Se ha estimado que 3900 millones de personas de 128 países están en riesgo de infección por los virus del dengue (Brady et al. 2012).

La gran mayoría de los casos humanos de infección no muestran síntomas de enfermedad, y otros tantos son diagnosticados y tratados como otras enfermedades o no son detectados por los servicios de salud debido a que la gente no visita al médico, por lo que el número real de casos está insuficientemente notificado y muchos están mal diagnosticados.

En el área central de Veracruz es común en poblados cercanos a la costa, normalmente por debajo de los 1,400 metros de altitud, pero el cambio en las condiciones meteorológicas de los últimos años, han permitido que las dos especies de mosquitos transmisores del virus causante de la enfermedad aumenten su distribución a poblaciones humanas de sitios que antes eran más frescos, al menos hasta los 1,700 metros sobre el nivel del mar en nuestra latitud. En sitios donde recientemente ingresan los mosquitos vectores y el virus del dengue (como es el caso de Xalapa y Coatepec), es frecuente que el número de casos sea considerablemente más alto debido a que la gran mayoría de la población no ha desarrollado inmunidad a los serotipos del virus que lo causa. Cabe aclarar que, en términos generales, una persona que se ha infectado con un serotipo del virus será  inmune a ese serotipo.

En todo México se conocen 228 especies de mosquitos de la familia Culicidae (Ibáñez-Bernal, 2017), pero de ellas solo dos, que proceden de la región asiática y africana, son responsables de la transmisión del virus del dengue: El Aedes aegypti (Figura 1) y el Aedes albopictus (Figura 2).

Las hembras de los mosquitos suelen alimentarse de sangre de vertebrados para poder aumentar el éxito reproductivo y el desarrollo de sus juveniles. En particular, las dos especies responsables de la transmisión del virus del dengue se alimentan durante el día, principalmente en el amanecer y en el atardecer, pero durante la noche no suelen alimentarse. Los mosquitos que pican durante la noche son otras especies de mosquitos que no transmiten esta enfermedad y también hay otras especies de mosquitos que pican durante el día que tampoco son responsables de transmitir los virus del dengue.

Debe quedar claro que no todos los individuos de estas especies transmiten el dengue por el simple hecho de pertenecer a estas especies. Una hembra de Aedes aegypti o de Aedes albopictus debe adquirir el virus de una persona previamente infectada, para entonces, en la siguiente alimentación sanguínea, transmitírselo a una persona susceptible.

Las hembras de Aedes aegypti y de Aedes albopictus depositan sus huevos en cuerpos de agua relativamente pequeños, preferentemente contenedores de agua de lluvia o que contengan agua limpia almacenada por el humano para uso doméstico, o en cacharros (recipientes basura) que acumulan agua de lluvia, como son: frascos, cubetas, tambos, neumáticos usados, tinacos y cisternas no tapados, piletas, floreros, cazos, cazuelas, pozos, norias, fuentes, albercas o piscinas, e incluso entre las hojas de plantas que acumulan agua de lluvia cercanos a las viviendas (por ejemplo bromelias), huecos de árboles, etc. No son especies que se desarrollen en charcos sin base de concreto, lagos, lagunas o márgenes y remansos de ríos. 

En estos tipos de cuerpos de agua las hembras colocan sus huevos. Los huevos son resistentes a la desecación hasta casi por un año y en el momento que vuelven a contener agua, inician su desarrollo larval. Las larvas (agujitas de agua, guzarapos, como se les llama comúnmente) son acuáticas y pueden completar su desarrollo tan pronto como una semana. Al cabo de la etapa larval se convierten en pupa, etapa en la que adquieren las características del mosquito adulto. Los mosquitos de estas especies gustan refugiarse en sitios oscuros, húmedos y frescos del interior y exterior de las casas.

Como son especies no nativas de México, suelen encontrase solo en el interior o cerca de los domicilios y sitios urbanos. Esto es especialmente cierto para el Aedes aegypti, pero el Aedes albopictus puede encontrarse en sitios un poco más alejados. En sitios alejados de los asentamientos humanos, estas especies no se encuentran, al menos así todavía sucede en México. 

Desde el año de 2008 se comenzaron a informar casos de dengue en la ciudad de Xalapa y en la ciudad de Coatepec. En el año 2011 mediante un proyecto de investigación elaborado en el INECOL en colaboración con la Secretaría de Salud de Veracruz, se demostró la presencia del mosquito Aedes aegypti, una de las especies transmisoras del virus que lo causa (Equihua et al., 2017) y en el año 2015 se informó en el corredor entre Xalapa y Coatepec la presencia del mosquito Aedes albopictus, otra especie de mosquito invasivo responsable de la transmisión del virus que produce el dengue (véase también: Ibáñez-Bernal et al., 2015 en: https://www.inecol.mx/inecol/index.php/es/2013-06-05-10-34-10/17-ciencia-hoy/606-el-mosquito-aedes-albopictus-un-nuevo-colono-que-llego-para-quedarse).

¿Qué es el dengue?

El dengue es una enfermedad de tipo viral que afecta a personas de cualquier edad y que solo en algunas ocasiones y bajo ciertas circunstancias resulta mortal. Es importante destacar que “el mosquito no causa el dengue”, sino que “es el responsable de transmitir el virus” que el mosquito adquiere de una persona infectada para en su siguiente alimentación sanguínea pueda infectar a otra persona susceptible.

Se debe sospechar que una persona tiene dengue cuando tiene fiebre alta (40 °C) y presenta dolor de cabeza muy intenso, dolor detrás de los ojos, dolores musculares y en las articulaciones, náuseas, vómitos, agrandamiento de ganglios linfáticos y salpullido. Los síntomas se presentan al cabo de un periodo de incubación de 4 a 10 días después de la picadura de un mosquito infectado y por lo común los síntomas duran entre 2 y 7 días (Organización Mundial de la Salud, 2019). El dengue grave es una complicación potencialmente mortal porque cursa con enrojecimiento de la piel, acumulación de líquidos, dificultad respiratoria, hemorragias graves o falla orgánica. Los signos que advierten de esta complicación se presentan entre 3 y 7 días después de los primeros síntomas y se acompañan de un descenso de la temperatura corporal (menos de 38 °C) y son los siguientes: dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, respiración acelerada, hemorragias de las encías, fatiga, inquietud y presencia de sangre en el vómito. Las siguientes 24 a 48 horas de la etapa crítica pueden ser letales; hay que brindar atención médica para evitar otras complicaciones y disminuir el riesgo de muerte (Organización Mundial de la Salud, 2019).

Qué hacer y qué no hacer

Prevenir es mejor que combatir:

Cada uno de nosotros somos responsables de nuestra salud y de la salud de nuestros familiares y vecinos. Así como sabemos que debemos lavarnos las manos antes de cocinar y comer y después de ir al baño para evitar enfermedades infecciosas gastrointestinales, así debemos acostumbrarnos a actuar para evitar que las poblaciones de estas especies de mosquitos aumenten. ¿Qué debemos hacer? En nuestro domicilio y alrededor de nuestra casa debemos: 

  • Eliminar los cacharros (recipientes basura) que puedan acumular agua. Si no se pueden desechar, hay que voltearlos o bien perforarlos para evitar que acumulen agua. Quitarles el agua y almacenarlos en un lugar protegido de la lluvia hasta que los servicios urbanos de limpieza recojan la basura.
  • Los contenedores de agua útil para uso doméstico deben de estar tapados para evitar que las hembras de mosquito pongan sus huevos en ellos. Hay que revisar que los tinacos estén bien tapados, y en otro tipo de recipientes evitar que el agua quede estancada por más de cuatro días.
  • Mantener limpias las cisternas, las fuentes y piscinas. En las cisternas puede ser útil agregar una cantidad adecuada de cloro, en las fuentes se pueden colocar peces o tortugas que se alimenten de las larvas de los mosquitos, y en las albercas mantener los protocolos de mantenimiento del agua.
  • Es importantísimo cooperar con los trabajadores de la Secretaría de Salud (“Los Entomólogos” o las “Brigadas de Entomología”) que visiten su domicilio para inspeccionar. Desde luego deben portar su uniforme color caqui, con camisa con los logos de la Secretaría de Salud y su gafete actualizado y debidamente firmado. Pero hay que entender que, si no pueden realizar su inspección rutinaria, no hay forma de evaluar el riesgo de epidemias y por tanto tampoco de desarrollar una estrategia efectiva para la prevención y el control de los brotes epidémicos de dengue. En zonas donde el problema de dengue ya tiene tiempo, la población está acostumbrada a recibir regularmente la inspección de este personal de salud.

Se puede instruir a los niños a que detecten los cuerpos de agua y a las larvas y pupas de mosquitos en todo contenedor de agua de su vivienda, siendo supervisados al principio por nosotros al tiempo que nos permite pasar tiempo de convivencia con ellos. Los niños son inspectores muy habilidosos y demuestran gran interés a una empresa como ésta, sintiéndose útiles e importantes como inspectores, más aún si uno les explica la importancia para la salud de su familia y de la sociedad en general. Ellos se acostumbrarán a hacerlo durante toda su vida y más adelante aleccionarán a sus hijos de que mantener un ordenamiento en la vivienda aumenta la calidad de vida en varios aspectos.

¿Y si tengo síntomas sospechosos de dengue? ¡CUIDADO!

  • No existe ningún remedio casero o herbolario que quite el dengue. 
  • Jamás se debe auto diagnosticarse y menos aún automedicarse. Hay medicamentos muy comunes de fácil adquisición que se usan para bajar la fiebre y que, para el caso del dengue, resultan más peligrosos que la propia fiebre, ya que pueden coadyuvar la presencia de hemorragias, que desde luego complican el desarrollo de la enfermedad.
  • Si hay una persona sospechosa de padecer dengue, se debe acudir al médico. En este caso, el médico, independientemente de su diagnóstico, debe encaminar al paciente sospechoso a las clínicas de la Secretaría de Salud que puedan registrar los casos sospechosos, tomen una muestra para confirmar por métodos de laboratorio la infección por dengue. Esto permite dar un seguimiento al paciente e incluso canalizar al paciente con médicos con experiencia en esta enfermedad para tratarlo en caso de complicación por este tipo de infección.
  • Si se sospecha que una persona tiene dengue, habría que evitar que esté libremente expuesta a la picadura de mosquitos durante el día, ya que se promueve la proliferación de la infección en la población de mosquitos y por tanto en las personas. Sería conveniente que el paciente con dengue repose con un pabellón durante el día.

Prevenir el dengue es responsabilidad de todos nosotros, no solamente de la Secretaría de Salud.

Referencias citadas

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